Los coworking en los que varios profesionales comparten espacio de trabajo están tan de moda que hasta se escucha hablar ya de que están viviendo una auténtica burbuja. En plena proliferación de este tipo de espacios cuesta distinguir cuáles son los que realmente ofrecen posibilidades de crecimiento y expansión para un autónomo o una startup y cuáles se han ideado como negocio rentista sin más.
Coworking productivos e innovadores
En primer lugar voy a empezar señalando qué es para mí un coworking productivo, aquel en el que, en mi humilde opinión, merece la pena estar.
Voy a seguir los criterios de la Escuela de Organización Industrial, porque para mí el coworking, igual que el emprendimiento, tiene que incluir elementos innovadores. Si vas a abrir una agencia de comunicación, o de publicidad, un bar o un food-truck (los remolques de bocatas de toda la vida, vamos), innovación, lo que se dice innovación no vas a hacer.
Un coworking con proyección debería aumentar las probabilidades de éxito de los proyectos ya desde fases tempranas de su desarrollo y servir como puente entre las distintas empresas que lo conformen, bien sea para compartir experiencias o para desarrollar tecnología que favorezca las sinergias.
Podríamos decir entonces que en los coworking lo importante es la comunidad empresarial y las ideas que desarrolla dicha comunidad más que el propio espacio. No es cuestión de ir a hacer amigos, se trata de una nueva forma de trabajar en la que personas con ideas que innovan en distintas áreas buscan confluencias, aprenden juntas e, incluso, acceden a oportunidades de inversión.
Los coworking como ecosistema productivo con conocimientos, formación, innovación y posibilidad de financiación serían los coworking que realmente han entendido de qué va eso de cotrabajar y colaborar.
Es cierto que casi no se pueden poner ejemplos de estos coworking que no hayan sido propiciados por universidades, Institutos de Fomento, bancos, instituciones como la Fundación Cajasol o una colaboración entre todos ellos.
Humo y charlatanería
Pero, desafortunadamente, la mayoría de espacios que se venden como coworking no dejan de ser alquiler de metros cuadrados para uso de autónomos que no realizan ninguna actividad innovadora, sino que han visto mermados sus derechos laborales y se tienen que dedicar por cuenta propia a trabajos que en realidad deberían ser por cuenta ajena.
Suele tratarse de locales, e incluso edificios enteros, que se venden como cool , en los que los inquilinos (voy a preferir este término antes que el de coworker por lo que voy a explicar a continuación) incluso tienen la misma actividad y son competencia entre sí. Lugares repletos de diseñadores de todas las áreas (pero sobre todo gráficos y de ropa), community managers, etc. que piensan erróneamente que el hecho de estar en ese lugar les va a proporcionar clientes y posibilidades de negocio. Una forma un tanto sutil y conceptual de estafa.
De entrada, suelo desconfiar de los coworking que se anuncian primando el diseño del espacio por encima de la red de conocimiento.
Otra de las características que he observado en muchos de estos coworking es que todos se suman a la corriente del pensamiento positivo que tan bien desenmascaró Barbara Ehrenreich en su libro “Sonríe o muere”. Esto se nota en la omnipresencia de frases motivacionales en las paredes y hasta en los váteres porque “nunca sabes dónde se te puede ocurrir una buena idea” (sí, lo he visto con mis propios ojos). Odas a la cantidad de horas que puede pasar alguien en una oficina porque eso es lo que da de comer, y bastante bien, al rentista que ha tenido la idea de montar ese falso coworking.
Mucho diseño de ambientes hipster, imágenes del día a día que parecen de anuncio de cerveza con fiesta de amigos y mesas, muchas mesas de trabajo juntas a precios casi de oro, dependiendo de la situación donde se encuentre (en el centro de Madrid, imposibles).
Sé que soy implacable, y algunos me acusaréis de exceso de dureza, pero cuanto antes dejemos de ver las cosas a través del cristal rosa, antes podremos fomentar de mayor manera el emprendimiento bien entendido, que es pura iniciativa, creatividad e innovación, sin parches ni precariedad.
Comentarios recientes