Según el Informe Especial sobre el Emprendimiento Social del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), un 10,1% de las personas de entre 18 y 64 años que están en vías de creación de una empresa lo harán dentro del llamado emprendimiento social, si bien este porcentaje en países como España es todavía bajísimo, con tan solo un 0,9%, muy alejado de países como Estados Unidos o Australia, que se sitúa a la cabeza con un 11%.
Trabas al emprendimiento social
Esta cifra tan escasa puede deberse, entre otros factores, a la dificultad para encontrar financiación, no solo por la ausencia de crédito en general tras la crisis de 2008, sino porque necesitamos un cambio de la mentalidad imperante para darnos cuenta de que, en un momento en el que nos encontramos a punto de vivir una auténtica crisis de recursos, mejorar la vida de la sociedad y hacerlo de manera medioambientalmente sostenible es crucial.
Asimismo, por la esencia misma del emprendimiento social, otra de las trabas que se dan en estas startups es la contratación y formación de talento, pues aspiran a beneficiar a la comunidad, pero no cuentan con recursos y ayudas suficientes para crear trabajo de calidad en buenas condiciones. En este sentido, una de las máximas que siempre se les suele indicar a los emprendedores es la de reducir costes, lo cual se hace mayoritariamente a costa de los puestos de trabajo que necesitarían para llevar a cabo el proyecto.
Hay que señalar también que es muy complicado encontrar un modelo de negocio que sea a la vez realizable, rentable y sostenible, y que el diseño inicial ha de estar perfectamente desarrollado y saber exactamente a qué público se dirige y si hay demanda de ello para que los futuros clientes y beneficiarios (la línea que separa a ambos en estos negocios es muy estrecha) acudan a él.
Ayudas
Existen algunas organizaciones, como Ashoka (que cuenta con una filial en España), Echoing Green, Skoll Foundation, Schwab Foundation y UnLtd, que ofrecen ayuda en forma de becas, financiación y premios a los emprendedores sociales.
Uno de estos premios está teniendo lugar ahora mismo: la 5ª Edición de los Premios Generación, convocados por Deloitte, COTEC y la Real Academia de Ingeniería, que este año hacen hincapié en proyectos innovadores en el ámbito social y educativo.
En España también contamos con las obras sociales, como la de La Caixa, que ha dado recientemente 25.000 euros a 20 proyectos de empresas con impacto social como Change Dyslexia, que ha creado un método para detectar la dislexia a través del juego; o la de Fundación Cajasol, que también apoya tanto en asesoramiento como económicamente a proyectos de este tipo que hemos descrito en este blog.
El crowfunding o micromecenazgo es otra forma de financiación recurrente para estas empresas de carácter social, pues en muchos casos los inversores lo ven como una forma de compromiso propio o casi voluntariado, como quien dona dinero a una ONG.
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